¡Gloria Ídish!

Durante la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética albergaba una de las comunidades judías más numerosas del mundo, concentrada principalmente en Ucrania, Bielorrusia y partes de la Rusia occidental. En 1939, además, incorporó a la población judía de las zonas polacas que anexó tras el pacto con Alemania y recibió a cientos de miles de refugiados judíos que huían de la invasión nazi. La URSS representó un territorio ambivalente: por un lado, un refugio frente al exterminio, y por otro, un espacio marcado por el control estatal y la represión.
En ese contexto, un grupo de intelectuales judíos soviéticos, bajo la dirección del musicólogo Moisei Beregovsky, emprendió una misión singular: recopilar canciones y poemas escritos en ídish durante la guerra. No eran obras de compositores famosos, sino creaciones de personas comunes que se encontraban en todo el territorio soviético: en el frente, en tránsito, en el exilio, en campos de trabajo, fábricas o ciudades bombardeadas. Eran canciones populares de duelo, desesperación y lucha, pero también de amor y esperanza en la victoria sobre el nazismo y en un futuro mejor.
Finalizada la guerra, Beregovsky fue arrestado y enviado a un gulag, como parte de las persecuciones antijudías que impulsó el régimen estalinista a fines de los años cuarenta. Su archivo desapareció sin dejar rastro. Aunque fue liberado y regresó a Kiev en 1955, la colección permaneció oculta durante décadas.
El redescubrimiento de este archivo ocurrió recién en los años 2000, cuando la profesora Anna Shternshis, de la Universidad de Toronto, investigaba en la Biblioteca Nacional de Ucrania para un libro sobre la cultura judía en la URSS. Entre los documentos halló un conjunto de manuscritos en ídish que llamaron poderosamente su atención. A pesar de ser especialista en canciones del Holocausto, estos materiales le resultaban completamente desconocidos. Lo que más le impactó fue el tono: había canciones humorísticas, algunas con insultos a Hitler, otras profundamente trágicas, incluso escritas por niños. No se parecían a las canciones escritas en la posguerra.
Luego de investigar, Shternshis confirmó que se trataba del archivo perdido de Beregovsky. Desde entonces, lidera el proyecto internacional Yiddish Glory, que busca devolverle voz y sentido a ese repertorio silenciado. Su trabajo permitió reconstruir la experiencia, poco documentada hasta entonces, de los judíos que vivieron la guerra en la Unión Soviética. Además, las canciones recuperadas pudieron volver a escucharse: se grabaron y comenzaron a presentarse en conciertos en vivo, llevando esas voces olvidadas a nuevos públicos en todo el mundo.
 
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